El mejor gimnasio
Nuestro entrenador personal Guillermo Alvarado explica cómo debería ser, a nuestro entender, el gimnasio ideal que pretenda optimizar los resultados […]
Nuestro entrenador personal Guillermo Alvarado explica cómo debería ser, a nuestro entender, el gimnasio ideal que pretenda optimizar los resultados y la seguridad de sus clientes.
Llevamos un tiempo en PERFORMA entrenadores personales pensando en ampliar nuestras instalaciones y como toda ampliación de negocio, junto con las obras pertinentes, requiere al acondicionamiento con material técnico, en este caso máquinas y todo accesorio necesario para el correcto desempeño de nuestra actividad que, lejos de las relaciones sociales, spa, cafetería, y cenas de gimnasio habituales, no es otro que garantizar los resultados siempre en la medida de lo posible. Para lograr esto, evidentemente, los entrenadores deben contar con el material más apropiado no sólo desde el punto de vista de la eficacia sino también de la eficiencia.
Aquellos de vosotros que lleváis tiempo en este blog sabréis que no soy un un gran fan de las máquinas de gimnasio. Tampoco lo soy del concepto “funcional” o al menos tal y como se entiende o nos quieren vender los genios de márketing del sector. Pues bien, Mel Siff, autor de Supertraining, cataloga las máquinas en funcionales y no funcionales y no hay que ser un genio para saber dónde colocaba todas las maquinas habituales de los gimnasios comerciales que te obligan a realizar el movimiento que algún ingeniero ideó.
He estado mirando precios y la verdad es que no salgo de mi asombro. ¡Pero si es hierro! Eso si, con unos tapizados fenomenales y la posibilidad de personalizarlos con los colores corporativos del centro. Otras cuentan las repeticiones, el tempo, el número de series o el descanso entre estas. Deben pensar estos ingenieros que los demás no sabemos contar o sumar.
Para mi, el top 3 de las máquinas menos útiles que encontramos en los gimnasios son las máquinas elípticas en un merecido primer puesto, los tapices o cintas de correr (a excepción de las nuevas Woodway mecánicas sin suministro eléctrico donde es el individuo quien mueve el tapiz y no al revés), y las máquinas de extensión de rodilla. Si analizamos los precios de las marcas más comunes en los gimnasios comerciales observamos que el precio de las máquinas elípticas y los tapices oscilan entre los 4.000€ y los 12.000€, mientras que una máquina de extensión de rodilla de la línea más asequible pero de una marca convencional ronda los 3.500€. Estos precios me llevaron a imaginar qué podría hacer con esa misma inversión con material profesional, no tanto comercial, de entrenamiento.
Para ello, he escogido la mayoría de material de Watson Strength, una empresa inglesa que fabrica máquinas con posibilidad de customización al igual que las anteriores sólo que, además de poder modificar tapizados y pintura, al ser artesanos y fabricar las máquinas adhoc para el cliente podemos incluso modificar la propia máquina y su estructura, dentro de unos límites, claro está. También he elegido esta marca porque, además de ser la que utilizamos en Performa para power racks, barras y otros accesorios, evito que algunos lectores puedan acusarme de haber elegido una marca endeble, poco robusta o fiable en comparación con las marcas más comunes en otros centros. Watson ha equipado los centros de Charles Poliquin y de universidades de referencia como la Utah State, además de las instalaciones de entrenamiento de muchos equipos profesionales de Rugby, destacando el nuevo centro que se ha construido para el equipo nacional Inglés. Además, son los fabricantes para Europa de los diseños del Westside Barbell Club, el principal centro de powerlifting del mundo, debido a la robustez y fiabilidad de sus construcciones.
En la siguiente tabla muestro cómo podríamos construir en un espacio mínimo, por menos de lo que cuesta la más barata de las máquinas elípticas o tapices comerciales, y por lo mismo que una extensora de rodilla, el mejor gimnasio posible, infinitamente mejor que un gimnasio convencional, no sólo porque dispondrías de material mucho más interesante no existente en gimnasios comerciales, sino porque además podrías disponer de él a tu antojo para utilizarlo cuando quieras y no cuando puedas, y como quieras y no como te digan.