Mens health

Entrenamiento personal, un sector que debe madurar

Muchos me preguntan qué debería hacer un entrenador personal, o bien alguien que pretenda llegar a serlo, para hacerse un hueco en este sector. Hace una semana leí en una publicación especializada que el entrenamiento personal es una de las profesiones más anheladas, lo que coincide con lo que escuché en una serie de televisión que decía algo así como que los niños hoy en día aspiran a ser entrenadores personales. Debo admitir que, si bien la primera afirmación no me sorprendió, la segunda me dejó en shock. ¿De verdad? ¿En este país?¿Cuántos entrenadores conocéis que puedan vivir exclusivamente de ello y afrontar los gastos de una vida adulta? Aquellos que conocéis, ¿Se ven trabajando como entrenadores personales con cincuenta años? La realidad es que, a día de hoy, todavía es un sector muy poco profesionalizado, culpa de lo cual la tenemos en gran medida los propios profesionales. Llevo dedicándome a ello diez años, colaborando con Men´s Health desde el 2003, con un equipo médico a mi alrededor, y mi abuela sigue preguntando a mi padre cuándo me voy a buscar un trabajo de verdad.

Entonces, ¿Qué podemos hacer los entrenadores para que el sector madure y poder vivir honradamente de ello? Lo primero, para muchos, sería la organización. Organizarnos de manera que nos ayudemos unos a otros como ya hacen en otros campos o los propios entrenadores en otros países con asociaciones profesionales como la NSCA, ACSM, IDEA o NASM. Estas asociaciones cumplen con varios propósitos, entre los que cabe destacar la labor de comunicación y relaciones públicas, la formación básica y continuada de entrenadores, crear una bolsa de empleo y poner en contacto a los miembros asociados, velar por el cumplimiento de un código ético entre sus profesionales miembros y, a fin de cuentas, cualquier iniciativa que ayude a aumentar su competitividad y estandarizar mínimamente el entrenamiento personal.  El objetivo sería dotarlo de la suficiente solidez y seguridad que anime al cliente a probar y, así darle al entrenador la oportunidad de demostrar su capacidad. Es precisamente la falta de esta clase de solidez, organización y caos en el sector, lo que hace que las abuelas de tantos entrenadores se preocupen por el futuro de sus nietos.

No debemos pecar de ingenuos, como pretenden algunos, y tratar de obligar por ley a los entrenadores a sacarse una titulación determinada para poder ejercer. Esto no ocurre en ningún país donde el entrenamiento personal es una profesión digna y de gran reputación. No es la solución. En cambio, una serie de titulaciones fiables y sólidas, donde realmente el alumno tenga que acreditar los conocimientos necesarios para ejercer de manera diga y segura para el cliente, sería un buen comienzo.

Entrenador Personal Valencia

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