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11:13 am

No desayunar puede hacerte engordar

¿Sabías que no desayunar puede hacerte engordar? Nuestro cerebro, cuando le privamos del alimento que necesita, actúa de manera que […]

No desayunar puede hacerte engordar

¿Sabías que no desayunar puede hacerte engordar? Nuestro cerebro, cuando le privamos del alimento que necesita, actúa de manera que prácticamente nos obliga a comer más. Algo que desde Performa recordamos siempre.

El organismo lleva en este planeta muchos millones de años más que el médico más sabio y, por tanto, no puedes pretender engañarle con dietas milagrosas porque siempre te acabará pillando y haciéndote pagar las consecuencias. En su lugar debes saber qué le hace feliz (básicamente todo aquello que le “garantice” la subsistencia), y entablar una negociación. Al final, todo se reduce a “Yo te doy lo que quieres y a cambio te pido esto otro”.

El cerebro frente a la restricción alimentaria

Varios estudios han demostrado, mediante escáner cerebral, cómo actuaba el cerebro ante la presencia de alimentos altamente calóricos en caso de haber desayunado o no, resultando mucho más atractivos e irresistibles en este último caso. La metodología es sencilla, tan sólo con mostrar imágenes de tartas, chocolates, embutidos, y otra serie de alimentos que, lejos de ser dulces o salados, compartían el hecho de ser altamente calóricos, se analiza la estimulación de la corteza orbitofrontal, región que se cree está involucrada en la atracción que sentimos hacia los alimentos.

Esto, si nos paramos a pensar, tiene todo el sentido del mundo. Evidentemente el ser humano en los países desarrollados tiene “garantizada” la comida desde hace apenas unos cientos de años.

De hecho, durante la Guerra Civil ni siquiera era fácil conseguirla.

La evolución y la supervivencia

Si comparamos esto con los millones de años de evolución no podemos pasar por alto que el ser humano dispone de los medios necesarios para obligarte a subsistir, creando las sensaciones y pensamientos que más le interesa. Dicho de otra manera, en caso de que tu supervivencia esté amenazada, ya se encargará el organismo de que un alimento altamente calórico te resulte más apetecible que una lechuga.

La moraleja de todo este asunto no es otra que, en caso de querer perder peso y/o grasa, la restricción de alimento suele ser una solución a corto plazo pero muy mala idea a medio y largo. Llega a un acuerdo con el organismo, dale algo que le haga pensar que no le va a faltar ningún alimento esencial y que va a poder cubrir todas sus necesidades.

Él ya se encargará de mejorar tu composición corporal con el ejercicio adecuado.

No dudes en ponerte en contacto con nosotros si quieres trabajar con un entrenador personal.

Fuente del contenido: 

Guillermo Alvarado, Entrenador personal titulado por la National Academy of Sports Medicine (NASM) de EEUU, y postgrados en Fisiología del ejercicio, y Nutrición y ayudas ergogénicas.



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