Todo ser humano en su vida tiene problemas y complicaciones y, en cuanto se ve envuelto en la situación de deber hacerles frente, es decir, pasar por una situación de estrés, el primer afectado suele ser el ciclo de sueño de dicha persona. Siempre se ha dicho que la cantidad ideal de horas de descanso son 8 horas diarias de sueño, pero si es así ¿por qué todos tenemos algún amigo o familiar que con dormir 5 horas al día tiene la energía suficiente para afrontar su rutina? Te lo contamos todo en el artículo de esta semana.

Hablamos con el psicólogo Alberto Soler y Gonzalo Pin, Jefe de la Unidad de Pediatría y coordinador de la Unidad del Sueño del Hospital Quirón Valencia, para contrastar esta información.

¿Dormimos poco o dormimos mal?

La respuesta a esta pregunta es: ambas, dormimos poco y mal.

La Sociedad Española de Neurología estima que más de 4 millones de personas en España sufren algún trastorno de sueño crónico y grave; y la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes admite que España es el país que encabeza el ranking de consumo mundial lícito de ansiolíticos hipnóticos y sedantes.

¿Por qué no conseguimos descansar?

Gonzalo Pin, médico en la Quirón de Valencia, destaca que dormir, al fin y al cabo, es una actividad más de nuestro día a día y, que con tan solo observar que cada vez vivimos a un ritmo más acelerado y hemos pasado a convertirnos en una sociedad que quiere satisfacer sus deseos de manera inmediata, nos hemos acostumbrado a vivir nuestra vida con impaciencia e incomodidad.

Añade que, históricamente el ser humano siempre que ha encontrado una actividad que le hiciera sentir realizado como persona, ha decidido robar un poco de tiempo de su ciclo de sueño para poder dedicarlo a esa actividad pero que, aun así, ahora mismo nos encontramos en la época en la que peor descanso está teniendo el ser humano desde el inicio de los tiempos.

Ritmos circadianos, ¿qué son?

Nuestra vida se mide en ritmos, está en constante cambio y evolución. Ningún ser vivo, sea humano o no, es igual cada hora del día y mucho menos conforme van pasando los años.

En otras palabras, todos los seres vivos desde que son creados se van acostumbrando a vivir en un constante cambio y para llevar un control dentro de un ambiente que se encuentra en movimiento y transformación, han desarrollado unos relojes internos que determinan en qué momentos del día deciden hacer una actividad u otra.

Estos relojes son los llamados ritmos circadianos, cuyo nombre se explica por sí mismo, “Circa” significa ese círculo, el ciclo y “dianos” quiere decir a diario. Es decir, por nuestra propia naturaleza, algo innato que desconocemos por qué sucede, vamos repitiendo nuestros cambios metabólicos aproximadamente cada 24 horas.

¿Cómo podemos intentar dormir más?

Debemos tener en cuenta que nuestros antepasados no contaban con la tecnología con la que contamos hoy en día. Esto altera en cierto modo nuestra manera de dormir, ya que hay ciertas luces a las que no estamos biológica y ambientalmente acostumbrados.

Las luces artificiales, más concretamente las que son frías y excesivamente blancas, aunque sean de gran utilidad en muchas ocasiones, alteran nuestra química cerebral haciéndonos creer que, pese a que sean las 10 de la noche, si hay luz, sigue siendo de día y, por tanto, debemos seguir invirtiendo nuestro tiempo en realizar actividades que nos hagan sentir productivos.

Así que, evitando este tipo de luces, sobre todo a partir de cuando se pone el sol, conseguiremos descansar un poco más. Esto también incluye las llamadas “pantallas azules”, que encontramos en dispositivos como móviles, ordenadores, tablets y televisores; puesto que también cuentan con la luz blanca que mantienen nuestro cerebro engañado pensando que todavía es de día.

Además, existe un dato que revela que el 24% de los niños van al colegio sin haber desayunado y ¿a qué se debe esto? Se debe a que en España el horario de comidas se ha ido retrasando cada vez más.

Lo más seguro es que te preguntes, ¿y qué tiene esto que ver con el ciclo de sueño? Pues bien, si cada vez realizamos las comidas del día más tarde, es decir, recargamos las energías del cuerpo cuando ya se encuentra al límite del cansancio, lo que estamos haciendo es posponer el momento de ir a la cama a descansar y, además, no permitiendo que el cuerpo siga su curso natural y descanse lo suficiente.

Esto, además de producir una alteración en nuestro cerebro, también provoca una alteración en nuestro organismo, llamada disrupción, que hace que el cuerpo vaya perdiendo su estado de salud, ya que las hormonas que deben estar a un alto nivel en un momento determinado del día quizá están bajas por no haber comido o porque la luz ambiental no es la adecuada.

¿Qué horario de sueño es el ideal?

Como Gonzalo ha comentado anteriormente, a lo largo de nuestra vida las personas vamos cambiando y con nosotros lo hace nuestra rutina diaria. Por ello, apunta Alberto Soler, existe un patrón común en los ciclos del sueño en relación con la etapa de nuestra vida en la que nos encontremos.

Así, se establecen algunos términos como “alondra”, que definiría a los niños pequeños, puesto que tienen mucha más energía por las mañanas que a lo largo del día; “búho”, que definiría a los adolescentes, que por lo general suelen ser mucho más nocturnos y por la mañana su cerebro no procesa del todo la información que va recibiendo; y por último “colibrí”, que definiría a la mayoría de los adultos que, dependiendo de sus horarios de trabajo, adaptan su horario de sueño para intentar descansar en sus ratos libres.

Está claro que esto no se ajusta universalmente, si no que un adulto puede ser más “alondra” y otro más bien “búho”, pero se establecen estos términos a modo general para comprender la relación entre las actividades que realizamos cuando somos niños, adolescentes o adultos con lo que elegimos que sea nuestro horario de sueño.

En definitiva, no es necesario dormir 8 horas al día, pero sí tener al menos 5 horas de descanso real y óptimo, en el que nuestro sueño sea profundo y de calidad. Para ello, no existe un horario universal y lo mejor será escuchar nuestro cuerpo y establecer una rutina que nos permita evitar lo máximo posible comer a deshoras y hacer uso excesivo de las luces artificiales blancas.

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Fuente del contenido:

Sara Tabares,Directora Deportiva y entrenadora personal de Performa. (Graduada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (Col. COLEFCV nº 62.850), Licenciada en Periodismo y Doctorando en Ciencias de la Salud)

Aberto Soler, Licenciado en Psicología por la Universidad de Valencia.

Gonzalo Pin, Jefe de la Unidad de Pediatría y coordinador de la Unidad del Sueño del Hospital Quirón Valencia.

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