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Decálogo para cuidar tu salud en el trabajo

¿Qué es la seguridad laboral? La seguridad laboral es el conjunto de técnicas que intenta minimizar los riesgos que pueden […]

científico salud laboral

¿Qué es la seguridad laboral?

La seguridad laboral es el conjunto de técnicas que intenta minimizar los riesgos que pueden producir accidentes en el trabajo. Las muertes en accidentes laborales en España aumentaron un 5,5% en 2018 y marcaron su máximo en 7 años. 

Dicen que no se escarmienta con la experiencia ajena, pero hoy nosotros vamos a averiguar cómo mejorar nuestra salud laboral ¿Cómo? Pues analizando de qué manera murieron un montón de científicos realizando su trabajo. ¡Empezamos! 

El artículo de hoy lo vamos a escribir junto a nuestro científico de cabecera, Jose Miguel Mulet y a Eugenio Manuel Fernández, autor del libro “Esto no estaba en mi libro de la historia de la ciencia”. Cuántas cosas les han pasado a los científicos trabajando, ellos que trabajan por nosotros, pero ellos tienen riesgos. En este libro se cuenta todos los científicos que han fallecido en acto de servicio derivado de su trabajo y nos da lecciones de lo que hay o no que hacer. 

Daniel Alcides, médico e investigador

Durante su infancia, solía coger el tren en una zona de Perú llamada la Oroya. Allí descubrió dos enfermedades con síntomas muy parecidos. Una era mortal y la otra, “la verruga peruana” no.  Para investigar la enfermedad decidió inocularse pus extraído de la verruga de una paciente, para conocer de primera mano los síntomas. Descubrió que ambas enfermedades tenían la misma etiología, es decir, el mismo origen. Esto le costó la vida.  

Cuando llevaba 9 días de síntomas empezó a escribir todo lo que le estaba pasando, todos sus síntomas. Escribió que había descubierto que las dos enfermedades eran la misma.

Karen Ketterhahn, especialista en sustancias tóxicas

Tenía todos los protocolos de seguridad y los cumplía. Trabajaba con un traje de seguridad, con máscara, guantes y gafas.  Un día, trabajando con dimetilmercurio, una molécula que tiene átomos de mercurio en el centro, le cayó una gota en el guante. Se quitó el guante y se lavó las manos, no le dio mayor importancia.  

Unos meses después, empezó a presentar síntomas de hidrargiria, que es una infección por mercurio. Cuando se dio cuenta, ya era demasiado tarde. No pudo aprovecharse de la quelación, que es un tratamiento que de alguna manera baja la intoxicación. Así que acabó muriendo.  

Gracias a ella, sabemos que el dimetilmercurio puede traspasar el látex. Por lo que hoy, los laboratorios son más seguros. Ya que se está sustituyendo el látex por guantes de polivinilo. 

Ignaz Philipp Semmelweis, obstetra

El hospital donde trabajaba tenía dos alas. En una trabajaban las matronas, mujeres y en la otra, trabajaban médicos, que no solo se dedicaban a traer niños al mundo, sino que también se dedicaban a hacer autopsias. 

Observó que en la sala de los médicos morían más mujeres por fiebre puerperal (fiebre por el parto) que en la sala de las matronas.  Su idea fue que el problema estaba en las manos, en que los médicos no se las lavaban. Ellos iban a la sala de autopsia, abrían el cadáver, y después iban tranquilamente a traer niños al mundo. Esto provocaba unas infecciones gravísimas que acaban con la muerte. Su intuición fue buena. 

Su muerte, está llena de misterios y no se sabe bien si lo que hizo fue real o no. Se cuenta que se obsesionó con esta idea, hasta el punto de colgar carteles diciendo que los médicos eran asesinos, que acabó yendo a la sala donde hacían las autopsias, se cortó con un bisturí y murió por septicemia. 

Jason Altom, estudiante de doctorado

Este caso es un problema de salud laboral importante. Era un joven de 26 años, que estaba haciendo su doctorado. Era tal la presión que tenía por su tesis, que no puso soportarlo más. Se suicidó con una sustancia venenosa, cianuro de potasio, que cogió de su laboratorio. Evidentemente, en el laboratorio se tiene a mano todo, que hay que tener cuidado con quien lo coge

Altom dejó un cartel que ponía, “Cuidado, cianuro de potasio” ya que le daba miedo que alguien le hiciera el boca a boca y muriera también.  

Esto fue un problema de estrés en el tema de los estudios. En España, hubo una época, que, en un centro de referencia del estado español, hubo varios suicidios en muy poco tiempo, lo que llevó al parlamento a hacerse una pregunta sobre este tema. 

Dian Fossey, zoóloga

Uno de los casos más conocidos, era una de las tres chicas de Leakey. Leakey envió a cada chica a estudiar un tipo de primate. A Fossey le tocó los gorilas. Tenía que hacer un recuento de ellos, no tenía que intervenir en la vida de los gorilas, pero se obsesionó. Se obsesionó tanto que llegó a formar parte de la vida de los gorilas y estos, la incluían como una más. Acabó perdiendo la cabeza.  

En la zona donde trabajaba, había cazadores furtivos, que vendían las cabezas y manos de los gorilas a coleccionistas. Fossey les dio tantos problemas que un día apareció con un machete en la cabeza, le cortaron la cabeza en dos. Nunca se supo quién fue, pero todo apunta a que fueron los furtivos.  Otro riesgo laboral, meterse en sitios peligrosos o con gente hostil.  

Marie Curie y su hija Irene, física y química polaca

Trabajaba con sustancias radioactivas de todo tipo, especialmente el radio, que fue la que descubrió con su marido. En aquella época, aunque había sospechas de que estas sustancias podían ser malas, no eran fundadas y esto hacía que no tuvieran ningún control de seguridad

Marie trabajaba con las manos libres, y con toda su piel libre. Esto hizo que poco a poco se fuera cargando su médula ósea. Además, se puede apreciar en fotos sacadas cuando Marie tenía 40 años, como parece una auténtica anciana de más de 60 años. Y aunque pudo influir la vida tan dura que llevó, todo nos hace pensar que su falta de control de seguridad hizo que acabara muy mal.  

Marie y su hija, murieron de leucemia, al igual que muchos otros científicos, por este motivo. 

Dado que las sustancias con las que trabajaban podían curar el cáncer, Marie pensaba que estas sustancias eran buenas para todo. Hoy en día se utilizan para curar el cáncer, pero de manera localizada, no generalizada en todo el cuerpo.  La falta de protección acabó con la vida de muchos científicos. También producía una anemia perniciosa, causa por la que murió Robert Abbe, que fue uno de los primeros radiólogos. 

Hay que tener cuidado como trabajamos la ciencia, porque efectivamente, tiene grandes riesgos de salud laboral.

Si quieres saber más sobre los riesgos laborales de los científicos, no te puedes perder el programa completo en SER SALUDABLE, y si quieres saber más formas de cuidar tu cuerpo, ponte en contacto con nosotros. 

Fuentes del contenido: 

Sara Tabares,Directora Deportiva y entrenadora personal de Performa. (Graduada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (Col. COLEFCV nº 62.850), Licenciada en Periodismo y Doctorando en Ciencias de la Salud)

Jose Miguel Mulet, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) 

Eugenio Manuel Fernández, autor del libro “Esto no estaba en mi libro de historia de la ciencia” 



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